Creí que nada podría vencer la fe de mi palabra, ni la fuerza de mi razón. Que con estratagemas podría ganarle a la vida evadiendo sus males de amor. Pero una vez más, de manera imprevista –como se place hacerlo-, ha conseguido despeñar un alud sobre mi ingenuo corazón. Sabida que el amor es una enfermedad sin remedio; una semilla al viento que llega, florece, marchita y se va, dejé que su avalancha me arrastrara, y sentí de nuevo el cálido abrazo del sentimiento y el dulce aroma de la ilusión.
Clínicamente, mi caso es grave: no como, poco duermo, me acompaño del silencio para hablarle de ti y en la obscuridad, tallo a golpe de formón tu bella imagen de ángel que tengo grabada claramente en el fondo de mis pupilas y que contemplo desde mi nocturna existencia.
Absurdamente te amo, hoy, esta noche, mañana... Y quisiera escucharas lo secretos que guardan mis ojos cuando te veo, regalarte una estrella fugaz para que la decores con tu nombre y la sitúes luego en una nueva constelación creada y garantizada por algún dios.
No obstante, me duele de pronto la ausencia, porque siempre estoy sola de ti, de este mar al que nunca llegará tu marea, porque entiendo que jamás entrarás en mi verdad, que siempre estaré más allá de tus ojos, en el cetrino territorio donde quiso comenzar mi alma.
Aún así, sigo soñando, aguardando la misma hora, contemplando la misma luna para encontrarte en ella. Quizá no entiendas el anhelo de mis labios huérfanos o mis torpes palabras en las que me refugio para ahuyentar la soledad. Al final, eres tú y no yo quien vive en mi mente, y soy yo la que vive exiliada de tu cuerpo, de tu boca, de tus besos, de tu tiempo y de tu vida.
Fácil sería amar a otro y saciar esta sed, pero no puedo. Te amo por principio y convicción, (como no creí volver amar) y aunque tu corazón nunca se abra en el mismo instante que el mío, esperaré con la paciencia del naufrago a que la corriente de tu río se calme en mis venas, y que el olvido relegue todo trayendo la desesperanza del alba, cuando por las noches me duerma con la única certeza que despertaré.
© Lissette Flores López. Derechos reservados
6 comentarios:
Vaya! deseos buenos, pero sin lograr lo deseado. Lánzate a por ello y no esperes que el se de cuénta.
Muxus
Aquí pruebas con otro género: las memorias o reflexiones, siempre en clave poética. No te olvidas, eso sí, de tus dos fieles compañeros: el amor y la melancolía. Los "labios huérfanos" y el exilio de su cuerpo son dos notas agudas de tristeza.
Me gusta cómo has remozado el diseño del blog. Has elegido una bonita plantilla. Se nota que te estás volcando mucho en él.
Un fuerte abrazo, Liz.
Qué bonito te está quedando el blog mi querida Liz, al igual que tu escrito, más alla de tus ojos, ya el título incita a la lectura, siempr pienso que los títulos son muy importantes y dicientes para que el lector quiera indagar en lo que se habla, bueno cuenta..
Amar sin ser correspondido es muy doloroso y desgasta el alma mi querida amiga, claro, si es un amor terrenal, desear tocarle, desear decirle, desear amanecer-le y tener la certeza de que no será así, es inmensamente doloroso y hasta un tanto cruel, así pues te digo como Montxu, o te lanzas( sonrisas) o miras bien alrededor por si acaso hay alguien que sí esté deseando lo mismo que tú...
Bueno no es un consejo, sabes que te quiero mucho y no me gusta sentirte tristona, no me gusta de ningún poeta a los que quiero, pero sé que cuando entra en nuestras vidas es difícil sacudírsela, hasta que la acoplamos como otro sentido más.
Perdona la charla, deseo de veras que estés bien y leerte besos enamoradamente enamorados de amor, estos lo son pero desde la melancolía.
Besos y cariños
Mi querida liz, aun no he traspasdo las puertas, y ya estoy herido, no tengo palabras para expresarte lo que termino de leer varias veces,,me deja compujida el alma, de todas clases de sentimientos, triteza, amor,,,,,,
Acuerdate de que hoy este jardin,
te ha ofrecido, su paz, de rosales
florecidos,del sol que te acompaña
y que te ayuda con su voz tibia
a sser dichosa y saberte joven,,mi liz
El amor no correspondido y la (des)esperanza, Liz. El primer párrafo está lleno de sabiduría, como ese amor que es una 'enfermedad sin remedio que llega, florece, marchita y se va'
Poco podemos frente a nuestros sentimietos, menos aún si son convicciones.
Escribimos para desahogarnos, y lo hiciste magistralmente.
Ojalá que ese amor florezca, porque ya veo que la semilla es buena.
Un abrazo.
No va a florecer Marisol, porque no existe, nunca existió, es una idea romántica que nació de un suspiro, sólo eso.
Abrazos querida poetisa.
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