Vuelvo enseguida...

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Volveré, si quiere Dios, en unas semanas.
Besos y abrazos con aroma a café de mi tierra.
Cuídense mucho, hasta pronto.

Al borde de una nube

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El denso recorrido de mis besos en tu cuello
enciende la hoguera que arde somera
en las tímidas aureolas de mi pecho
erizando confines de raíces, sin deslices.

Cómplice de la boca, mi lengua trémula
regresa y comienza en éxtasis rebosado
embriagándome con dulce aguardiente de caña
que brota de tu vientre azorado.

En cubil aromado viertes tibios anhelos
adheridos en seducción a tu cuerpo de alabastro,
osadas mordidas hendidas en mi alforja
arquean el cuerpo en placentero morbo.

Penetras el cielo en fogoso vértigo abstracto
y entre húmedos caudales de pasión y sudor
lascivos rumores de simiente silencioso
rocían mi vientre contráctil.

Un beso de albor se esconde en tus párpados,
al son de música de cítaras y trinar de aves
nuestros cuerpos sestean al borde de una nube.



© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

Hay días que te sueño

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Hay días que pienso que te sueño y he soñado que te pienso de día. Hay veces creo no existes y otras te siento tan real y mío, que no entiendo por qué no irrumpes en mí rasgándome las venas para convertirte en torrente de vida y así abras brechas en las profundidades secretas y tibias de mi alma.

No sabes que desde tiempos inmemoriales, antes que el ave cantara al alba y que la flor estirara sus pétalos para bañarse con la brisa del arroyo que nace de la montaña, ya esperaba por ti, con la misma paciencia del céfiro que aguarda cese la lluvia para salir luego a acariciar la pradera.

Aprendí a pensarte en voz baja, pero hay noches que en un grito silencioso se me escapa tu nombre, conociendo tu existencia sólo una nube errante, un grupo de silentes estrellas, el sereno que se cuela por la ventana y mi almohada, a quienes les hablo de ti hasta que sombras somnolientas se cuelgan de mis párpados y nuevamente vuelvo a soñar que te sueño.





© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

Rumor de ausencia

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Te reservaba bajo mis párpados ternura para regalarte,
en mis manos, perpetuos vuelos de alondras,
maduros racimos de pasión en mi pecho
y una inmensa ilusión forjada con devoción en mi piel.

Pródiga iba a ti rebosando éxtasis,
todo un frenesí sería agasajarte,
quise empapar tus labios con el néctar añejo de mi boca,
mas ignoraba tu devota cópula.

Olvidado quedó mi corazón enamorado,
ayer, subsistía por ti rendido en fervor y magia,
hoy, le someto a la humillación de tu ceguera
y al dolor de tu arrogante indiferencia.

La hosca iniquidad del olvido se apodera de mí,
yo que te amaba con el cansado desvelo de mi alma
he de retornar mi camino reclamando nada,
escuchando de ti tan sólo un sordo rumor de ausencia.



© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

Demasiado tarde

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No te enamores de mí, musitas en medio de la noche...
Entérate vida mía, tu plegaria imposible es ya;
me cautivan tus misterios siderales
y al fervor de tu boca de cielo
hilo mágicas fantasías en los telares de mi alma.

Tus palabras reflejan la inmensidad de tu ser,
tu voz, bella melodía de liras y violines acaricia mis ilusiones,
tu sonrisa es la fuente donde se baña mi voluntad,
tu silencio es mi añoranza y tu angustia mi agonía.

Pídele a la gota de rocío no engalane más la flor,
a los ríos su curso detener o al viento callar su rumor,
mas no quieras apartar este sentimiento
pues mis pensamientos saben a tu presencia.
Tan sólo no pidas amor, de ti no enamorarme.



© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

Danza de latidos

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Asilada la noche en el ocaso de tus ojos
se va asfixiando la calma
y en la partitura de tu pecho nace una melodía
que mis dedos en grácil vaivén descifran
-cual solfa en braille-
atizando los ímpetus y nublando la razón.

En la apisonada treta de dos cuerpos
creamos un baile furtivo

sobre besos que germinan los sentidos
e imprimen sueños en cada gemido.

Escribo una sinfonía de amor en tu entrepierna,
mis labios humedecidos con la miel salobre
que emana de tu vientre autista
pautan el pentagrama de pasión,
y me entrego a ti en el mejor de los silencios.

Danzan nuestros corazones al ritmo de latidos
que incendian el éter en los pliegues de mi piel,
provoca mi alma –que es tuya-
hazme concluir esta obra musical que inició con tu mirada,
yo detendré el tiempo
mientras tú, cautivo en mí, mueres y vives.

 

© Lissette Flores López. Derechos Reservados

A veces callo

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A veces, cuando mis letras cansan y hasta mis propias palabras aburren, me vuelvo refugio de melancolía y callo al silencio hacinándolo en una gaveta del buró, de la que en ocasiones se escapan gemidos, anhelos, lamentos… una canción, esa que enhebra suspiros a la aguja del olvido que pronto ha de remendarme el corazón.

Sola, a la sombra de elegías ajenas, veo lo ilusa que soy sujetando sus versos entre las manos, y de nueva cuenta su sentimiento forma un río caudaloso en mis venas haciendo temblar los límites de mi pasión, pero a la vez, extinguiendo mi escaso suministro de verdades y sueños, creyéndome huérfana de todo y decepcionada de todos, principalmente de mi.

Bajo entonces la voz a los sótanos del alma, me amparo en el mar de mis emociones y decido alejarme de ti, porque de alguna forma, mansa y dulcemente, me hieres, sintiendo morir bajo el vientre de la silente noche, porque en horas como ésta, de puntual soledad, aún me dueles.



© Lissette Flores López. Derechos reservados.

Mentiras

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Palabras vacías y letales,
verdades amordazadas
que desgarran el alma,
ahogan voluntades,
finiquitan ilusiones,
amargan y marchitan.

¡Ay, dolor y angustia!
Pobre lirio muriendo
en la eterna primavera
pisoteado por el engaño,
mejor es que lo dejen tirado
el tiempo sabrá qué hacer.



© Lissette Flores López. Derechos reservados

Fuego

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Descubrí por accidente el secreto de tu fuego
y fue el mejor de mis hallazgos,
evidencia que tu flama existió
mucho antes que el primer incendio forestal,
antes que la llama se hiciera hoguera
y luego ascendiera al cielo
en pequeñas partículas hasta formar al sol.

Tropecé con tu siniestro y me quemé los ojos
con las chispas de tórridas palabras,
ahora no queda más que encenderme al calor de tu mirada
y calcinarme entre tus brazos al roce de tus labios.



© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

Máscara

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Nada hay más mohíno que una máscara solitaria
en pleno teatro ambulante,
aún si fuese decorada con versos en flor
que le fueron arrancados a coloridas metáforas,
en el fondo seguirá sola y triste.

Pero ahonda su pena cuando acaba la obra
que un día la hizo estremecer,
porque su teatro, ese en el que se ha refugiado,
parte en busca de nuevas producciones,
dejándola abandonada en un rincón tras bambalinas.

Una vez fui detrás de uno de esos teatros,
detrás de un sueño
que terminó cuando cayó el telón de la realidad.



© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

Amor a distancia

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“Amor a la distancia”

Avanza este amor doblegando la sensatez a golpe de silencios,
con su fragancia seductora de ausencias y penumbra
aviva la hoguera de la nostalgia
alentando a la distancia a bosquejar mi silueta
en el claroscuro de un lánguido rumor de plenilunio,
convirtiéndome en sombra que vaga mansamente,
volatizándose al roce de tu sutil luz de farola
entre delirios de una ilusión que alucina con su muerte.



© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

Cómo me dueles, Luna

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Un susurro advirtió a mi pecho el menguar de tus latidos.
Busqué en el eclipse del cuarto oscuro
pero tu halo de luna se fugó de mi noche estrellada
rompiendo el encanto de la hoguera encendida.

Me duele tu pálido recuerdo de luz azulada,
donde los despojos de horas amargas resbalan
incitando a tus silentes palabras
diluirse inmersas en la soledad de mis venas.

Suspiros desoladores rastrean vestigios
de breves nubes de esperanza
en medio de remolinos de polvo
intentando disipar rancios temores.

Duele esta piel sin voz avanzando sinuosa
en busca del calor que inspiras a mi corazón;
oteo el cielo y su escenario en derredor,
mas los atajos del norte en tus ojos desvían la razón.

Lastimeros gemidos minan los cráteres del alma
en exceso de sucesos, enlazan motivos
entre sueños escondidos y olas de ardiente dolor
me embisten en esta laguna de lágrimas.

Me dueles, Luna, en la puntualidad de tu ausencia,
sin tu presencia no soy más que sombra y frío...
Anhelo entre mis brazos arrullarte y tararear
un dulce canto al compás del aleteo de luciérnagas
que donan sus destellos para que vuelvas a brillar.



© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

Más allá de tus ojos

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Creí que nada podría vencer la fe de mi palabra, ni la fuerza de mi razón. Que con estratagemas podría ganarle a la vida evadiendo sus males de amor. Pero una vez más, de manera imprevista –como se place hacerlo-, ha conseguido despeñar un alud sobre mi ingenuo corazón. Sabida que el amor es una enfermedad sin remedio; una semilla al viento que llega, florece, marchita y se va, dejé que su avalancha me arrastrara, y sentí de nuevo el cálido abrazo del sentimiento y el dulce aroma de la ilusión.

Clínicamente, mi caso es grave: no como, poco duermo, me acompaño del silencio para hablarle de ti y en la obscuridad, tallo a golpe de formón tu bella imagen de ángel que tengo grabada claramente en el fondo de mis pupilas y que contemplo desde mi nocturna existencia.

Absurdamente te amo, hoy, esta noche, mañana... Y quisiera escucharas lo secretos que guardan mis ojos cuando te veo, regalarte una estrella fugaz para que la decores con tu nombre y la sitúes luego en una nueva constelación creada y garantizada por algún dios.

No obstante, me duele de pronto la ausencia, porque siempre estoy sola de ti, de este mar al que nunca llegará tu marea, porque entiendo que jamás entrarás en mi verdad, que siempre estaré más allá de tus ojos, en el cetrino territorio donde quiso comenzar mi alma.

Aún así, sigo soñando, aguardando la misma hora, contemplando la misma luna para encontrarte en ella. Quizá no entiendas el anhelo de mis labios huérfanos o mis torpes palabras en las que me refugio para ahuyentar la soledad. Al final, eres tú y no yo quien vive en mi mente, y soy yo la que vive exiliada de tu cuerpo, de tu boca, de tus besos, de tu tiempo y de tu vida.

Fácil sería amar a otro y saciar esta sed, pero no puedo. Te amo por principio y convicción, (como no creí volver amar) y aunque tu corazón nunca se abra en el mismo instante que el mío, esperaré con la paciencia del naufrago a que la corriente de tu río se calme en mis venas, y que el olvido relegue todo trayendo la desesperanza del alba, cuando por las noches me duerma con la única certeza que despertaré.
 

© Lissette Flores López. Derechos reservados

Tu voz

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Tu voz resuena en mi alma
como rumorosa brisa de primavera
haciendo zigzaguear mi tristeza
cual mortecina mariposa,
convirtiendo tus palabras
en besos para mi laso corazón.

Tu voz me acaricia sin tocarme,
enmudece al silencio,
puebla de estrellas azules mi cielo
cuando entre sombras perfumas mi cuello con tu aliento
murmurando dulces evocaciones
que agitan los afluentes de mi cañada.

Tu voz relega el origen del olvido,
no me beses amor que escucharte quiero,
mas no así en mis últimas horas
ya que agria me sabría la gloria
y eterna sería la despedida,
háblame ahora que me tienes rendida en tus brazos.


© Lissette Flores López. Derechos reservados



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