Inocencia

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A mis sobrinos, con amor
En la foto: Alis, Alejandra y Andrés

En ti se recrea la vida y se viste de sencillez el alma.

Esparces sonrisas al paso dibujado en la mente latidos de muñecas de trapo que pestañean fantasías azules, o el relinchar de caballitos de madera que galopan por las vastas cordilleras de la imaginación.

Estampas de arcoíris la primavera y salpicas las noches con cantos de grillos, temores vanos, pucheros y oraciones a medias.

Vas plantando sueños en jardines blancos donde florecen alegres hierberas que juegan rondas con los árboles y tortolitas; y entre vientos arremolinados de ilusiones, rayas la inmortalidad del cielo con avioncitos de papel.

Corres descalza por verdes sendas tejiendo coronas de azahares y adornando con estrellas, diademas y barquitos de colores.

Cobijas a la voz cándida que todo espera, al llanto embustero que todo consigue, a la mirada ensoñadora que eleva al espíritu en una cometa de nacarado tisú.

¡Qué diera porque no te fueras de prisa! Porque no llegara el otoño y sus fuertes aires, para que sólo supieras de mariposas y hadas, de intrépidas hazañas y raspones infectados, de pies colgando en barandas y rostros enmelados, de cuentos con melodías de orquesta y finales felices, de crayones partidos a la mitad y dibujos surrealistas. Qué diera porque no se apague nunca el brillo en tus ojos, por sentir siempre tu beso sincero y el calor de tus palabras al pronunciar un te quiero.

Por lo pronto, me adueño de tu presencia, y disfruto de esas pequeñas cosas que se toman un día en crearse, y toda la vida en desaparecer.


© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

A solas con su recuerdo

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Cuevas de la Candelaria, Cobán, Alta Verapaz

Ya no somos dos en la cima de la vida,
ahora soy sima profunda
que contiene tus restos,
y me hundo, como lluvia de luz,
en esta penumbra
de auténticos silencios
añorando tus ojos,
y los sonidos del amor amaneciendo.

El tiempo sin ti
es un glifo tallado a sangre y llagas
en las enmohecidas paredes de la memoria.
Pierde sentido a cada segundo
y es tan cruel como frío abrazo
que recorre la oquedad de las horas
convirtiendo todo en un paisaje helado.

Sólo el eco de mi voz
dilata la débil llama de tu recuerdo
al fondo de esta pena cristalizada
que aún conserva el aroma a bruma espesa.


© Lissette Flores López. Derechos Reservados

Letras de sombra

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Esta oscuridad de araña negra
bordeando los rincones del instinto
desova engañosas vías lácteas
de lunas cuadradas que apagan la fe
en un acto sin argumento;
de soles de blanca luz
que revisten las ciegas retinas de la razón
dibujando firmamentos dolorosos
de gusanos rojos y nubes verdes
que corroen el cerebro, y los sueños.

Y esta necesidad de sentir la quemazón
de nuevas auroras en las manos,
de escribir la palabra Amor con letras de sombra
sobre la atmósfera de la piel –su piel-,
de respirar milagros con formas vaporosas
en el monocromo espacio que precede a la asfixia,
y tejerle un sudario de olvido a la memoria.


© Lissette Flores López. Derechos Reservados

Arroyito

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Foto de Adrián González D.

Quisiera, en tu camino, ser brisa zalamera
y acompañarte en un eterno viaje
de incesantes anhelos.
Ser sombra abandonada a la orilla de tu silencio
y estremecerme al roce de tu caricia de seda.

Cual lánguida hoja seca
flotar lento en lo puro y manso de tu cauce
para cantarte melodías de cristal
ante la mirada celosa de la luna.

Dichosa angustia de buscar tu murmullo,
trémulo y lejano,
en el perfume que tu amor destila
bajo esta tierra seca.
Amarga inquietud de percibirte –grácil delirio-
cuando te alejas en celeste ascensión.

Corre mi boca tras tu rumor tibio
y mis labios se desbordan a besos 
en tu paisaje de otoño.
Me besas con tu canción de agua
y mi alma gime en tu vertiente
un te quiero, te adoro, te amo.
¿Le escuchas?



© Lissette Flores López. Derechos Reservados

Coincidencias

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Quizá sin saber
exista un momento dentro de lo posible
en que estarás leyendo estos versos
en presencia de todas las distancias
y coincidamos en el preciso tiempo
donde empezamos a errar
heridos por la misma flecha.

Seguramente en ese instante
arrebujes tu pensamiento al mío
mientras yo te acaricio sin tocarte
y mis labios rozan la taza de café
con aroma a incierto presagio.

Acaso en este mismo espacio,
luego de desmenuzar alfabetos azules,
nos hacemos poema arcano
que se desliza lento sobre la piel,
y me sientes
sorbiendo el aire de tus poros,
y te siento
humedeciendo el pudor de mi noche.

Tal vez equidistantes a una palabra,
al sediento ideal del pensamiento,
algo inexplicable e inusual
estará haciendo resurgir un eterno abrazo
desde las cenizas heladas de la espera,
uniendo a la vez
la feliz coincidencia de necesitarnos
para reinventar un amor profundo.


© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

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