Tristeza

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¿Qué es Tristeza?

Tristeza es ver llover en tu mirada y no poder acercarme a ti para enjugar a besos tus cristalinas lágrimas.

Tristeza es notar que en tu corazón hay un fuego helado que quema tus ansias, cuando en el mío arde una hoguera que calcinarse en ti suplica.

Tristeza es sentir la impotencia que sufre mi alma al no poder borrar de tu angelical rostro esa tormenta que lo arrasa.

Tristeza es 
descubrir que eres manantial de agua viva que mi sed demanda
y que ciego te muestras al deseo que mi presencia emana.

Tristeza es proclamarte, mi dulce tormento,
pasión distante y extraña que lentamente me mata.

Tristeza es amarte en silencio,
y saber que no me amas.



© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

Qué triste el aroma de los lirios en invierno

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Qué triste llega el aroma de los lirios
a los cristales del balcón en el invierno,
a horas en que la noche llora estrellas
y la memoria vuela –cual libélula-,
en sumida fatiga, a ras de una cansada brisa.

La penumbra se inunda de suspiros
y los muros de luminosas siluetas
que se estancan en el techo
como la luna, de pronto,
en las baldosas mojadas de la calle.

Silba el viento una absurda melodía
que apaga la vida en su vaivén
y funde, en solemne quietud,
pasión y languidez
en romántica y jaral armonía.

En los ramajes henchidos de sombras
se expande el rumor de  piel de los amantes
liberando un enjambre de libélulas
que portan en sus alas de cristal
el triste aroma de los lirios en invierno.




© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

Poesía

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Pintura de Iman Maleki

"Ahora h
abré de reinventarme,
        mi sed sólo será de versos"
               Mercurio


Cuando me llega tu rumor de metáfora, los contrarios a los epítetos de mis realidades giran en torno a mi pensativa melancolía.  No es que te viese a ti, Poesía, en las lágrimas ocultas tras tus palabras; eres algo que ya existía en mi mundo, como esa tibia aurora de ambarinos brillos que reposa sobre mis hombros en las frías mañanas de diciembre; o la brisa de eterna primavera que libera y refresca al  corazón.  Eres, además, un calor frío dentro de mí que quema los sentidos; feroz herida y continua muerte que a ti me liga con perpetuos lazos.

Te percibo en la orfandad de mis manos al deshojar la esperanza desde la nada, y te noto en la sensibilidad de mis labios ante un dulce beso al otro lado del horizonte que consigue atravesar mi existencia, como rayo portentoso, a la velocidad del instinto.

Obrera del verso soy. Habré de fraguar el camino que no me lleve a perderme en ti, con la convicción de que, por mucho, seguirás siendo la luz y sombra de mi vida, el aire que aspiro quince veces por minuto, el fuego enclaustrado en las grietas de la tierra, la raíz asida a la profundidad de añosos bosques, el poema que convierte lo idéntico, en sí mismo.




© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

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