Al otro lado del Sol


Habito un silente orbe que amenaza extinguirse, y es inevitable. 
En esta tierra pululaba el amor y arrebatadores manantiales,
pero ya no hay agua que los haga fluir y saciar así la sed;
la claridad de aurora se arropa con la perenne penumbra de nostalgias.

Navegué años luz en busca de vida y me perdí en la órbita de tus ojos.
Había en tu mundo un vehemente paraíso que invitaba a trascender,
a beberse a borbotones hasta la última gota de tu savia libertadora,
a delimitar fronteras en las espesas llanuras de tus valles,
a instalar imperios en el recinto de tu pecho,
a entonar un himno nuevo en tus labios.

Mas ¡ay! maldito destino disfrazado de ruinoso ventarrón,
arremetió contra toda esperanza, dejándola árida y fosca,
revelándome que en ese ajeno mundo, el amor, es una hipótesis inconclusa,
un sueño que no alcanzó a volar y calló cayó sometido en el légamo del desdén.

Vago en mi silente orbe, es inevitable, se extingue -me extingo-
muero de sed entre las sombras frías de mi planeta
y aún siento correr por mi sangre tu recuerdo, 
hálito celestial que una vez me dio vida, allá, al otro lado del Sol.



© Lissette Flores López. Derechos Reservados

4 comentarios:

Óscar dijo...

Se habla mucho del otro lado de la Luna, pero poco del otro lado del Sol. He disfrutado de esas imágenes nostálgicas y cósmicas y de expresiones como "me perdí en la órbita de tus ojos" o "entonar un himno nuevo en tus labios". Has vuelto a usar el tachado, y esta vez te has lucido, porque lo has combinado con una paronomasia que además tiene pleno sentido en el contexto en que se imbrica.

Espero que tu "silente orbe" se llene de la música del Paraíso.

Un fuerte abrazo, Liz.

Isabel Moncayo Moreno dijo...

Un poema plagado y cargado de imégenes hermosas y muy sugerentes algunas, incluso desde la tristeza o por ella misma, me ha encantado la segunda estrofa, sin desmerecer el resto.

Un beso Liz

Marisol dijo...

Un poema melancólico con aderezos siderales que gustan, como:
'Navegué años luz en busca de vida y me perdí en la órbita de tus ojos.'
También me gustó la expresión: 'entonar un himno nuevo en tus labios'
Y por supuesto, el cierre te ha quedado muy bien:
'aún siento correr por mi sangre tu recuerdo,
hálito celestial que una vez me dio vida, allá, al otro lado del Sol.'

El amor se lleva en la sangre sí, no podríamos vivir sin él, porque nos alimenta.
Espero que pronto vuelvas a entonar himnos de amor, Liz.
Un besito.

Mayte S. dijo...

Que exquisitez de prosa... cuando el amor se corresponde y está vivo y viviéndose una tiene para sí las dos caras del sol... y bien lo has sabido reflejar con esta genuidad admirable como se empaña un lado y su fulgor va qedando en tibia nostalgia... me encanta tu expresividad.

Con cariño, esencia.

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