Jugabas a ocultarte en la floresta de la memoria
como elemento tormentoso entre indecibles brumas,
como sollozo expandido de hoja en hoja,
como sumiso bardo cantando silencios y llagas
en complicidad del distante follaje que escondía al sol
en las fisuras de la tarde por donde te fuiste.
¿Jugabas a ocultarte o a desaparecer?
Me alcanzó el enigma de tu afonía nocturna
y me envolvió en su plumaje de ave negra,
dejaste de ser luciérnaga tiritando entre las flores
para convertirte en imagen atrapada en un reflejo abisal.
Ahora, que te siento deslizar por mi espalda
como frío bostezo de viento,
sé bien que has ganado este juego de no estar.
© Lissette Flores López. Derechos Reservados.
7 comentarios:
Hola Liz. Me encantaron tus paralelismos anafóricos, hechos de bellísimas metáforas... Y esa ausencia ¿que es presencia, en las imágenes que ofrece el crepúsculo de la tarde? Precioso. Me encantó.
En tus poemas siempre está esa ausencia del ser amado. En este caso estaría representado por esa luciérnaga que deja de brillar y que se pierde, a tus ojos, en la oscuridad del bosque inmenso e impenetrable. Tan vasto e inextricable como el corazón.
Un abrazo, Liz.
Hola Liz paso a salaudarte y a disfrutar de la magia de tus letras....
A veces esa ausencia nos sorprende, y se convierte en ausencia eterna... pero al final del camino o quizas antes la luz llega y llena los vacios...
Un abrazo
JALE
A veces la memoria se enreda como bosque impenetrable de inquietante cuento. Al final, como el del poema, un escalofrío, cuando conseguimos recordar.
José Carlos
¡Mer! Hola mi querida amiga, cómo me gusta tenerte aquí, tus palabras son cálidos abrazos en estas mis mañanas frías. Muchas gracias por venir. Cariños inmensos para ti.
Óscar y Jairo, mil gracias estimados amigos por su agradable compañía y lindos comentarios. Un abrazo a ambos.
José ¿anónimo? no para mí eh, que conozco el desván de donde vienes =) Gracias por estar al tanto de mis letras. Besitos.
Lo que más me gustó ha sido la primera estrofa, y ese bostezo del viento.
La ausencia se siente en medio de ese bosque tenebroso, y sin luciérnagas, pero la oscuridad también puede disiparse, Liz y eso te deseo.
Un gran abrazo.
Gracias por venir y por tus nobles deseos, Marisol. Un fuerte abrazo para ti también.
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