Qué triste el aroma de los lirios en invierno



Qué triste llega el aroma de los lirios
a los cristales del balcón en el invierno,
a horas en que la noche llora estrellas
y la memoria vuela –cual libélula-,
en sumida fatiga, a ras de una cansada brisa.

La penumbra se inunda de suspiros
y los muros de luminosas siluetas
que se estancan en el techo
como la luna, de pronto,
en las baldosas mojadas de la calle.

Silba el viento una absurda melodía
que apaga la vida en su vaivén
y funde, en solemne quietud,
pasión y languidez
en romántica y jaral armonía.

En los ramajes henchidos de sombras
se expande el rumor de  piel de los amantes
liberando un enjambre de libélulas
que portan en sus alas de cristal
el triste aroma de los lirios en invierno.




© Lissette Flores López. Derechos Reservados.

9 comentarios:

Sergio DS dijo...

Bonito poema, no es fácil encontrarlos por estos espacios.

Sucede dijo...

Qué es poesía?
Esto es poesía, no? jeje
Un abrazo Liz!

Óscar dijo...

Lo de "jaral armonía" me ha parecido un oxímoron muy sutil, y para ahondar más en él, a continuación se lee "ramajes", que sirve al mismo efecto. Por la importancia que tienen los lirios y las libélulas en el poema, me atrevería a decir que lo escribiste después de contemplar la fotografía. El invierno se me hace ya tan lejano...

Un abrazo, Liz.

Manuel Ameneiros dijo...

..."a horas en que la noche llora estrellas"...

Bello.

Manuel Ameneiros dijo...

Liz, me tomé la libertad (poética, je! je!) de modificar tu poema para esperar el verano, que siempre regresa. Si no te gusta mi broma, no lo publiques, please. De vez en cuando hay que reírse y ser profano:

Qué alegre llega el aroma de los lirios
a los cristales del balcón en el verano,
a horas en que el día siembra nubes
y la memoria vuela –cual libélula-,
en visible algarabía, en lomos de una veloz brisa.

La resolana se inunda de risas
y los muros de oscuras siluetas
que se estancan en el techo
como el sol, de pronto,
en las baldosas secas de la calle.

Silba el viento una acorde melodía
que enciende la vida en su vaivén
y mezcla, en solemne movimiento,
pasión y arrebato
en romántica y elegante armonía.

En los ramajes henchidos de luces
se expande el rumor de piel de los amantes
liberando un enjambre de libélulas
que portan en sus alas de cristal
el aroma alegre de los lirios en verano.

El Drac dijo...

Qué bonitos sentimeintos te ha inspirado esa foto, no cabe duda que eres una persona muy sensible. Un gran abrazo

Joaquín Galán dijo...

De nuevo llego tarde Liz.Pero llegué...jejejejeje

Nos dejas un paisaje lleno de sensaciones que puede apreciarse con todos los sentidos:
el aroma de los lirios,la visión de la luna en las baldosas mojadas,el susurro del viento,el roce de la piel...Es toda una danza de estímulos sensitivos y.por tanto,una gozada para los sentidos.
A su vez es un paisaje mágico de puro romántico y,si añadimos ese ambiente de melancolía que envuelve el poema, tan propio en ti,nos sale otro poema para soñar,para suspirar mientras lo lees una y otra vez...

Me atrevo,por aquello de la confianza,a señalar que el último verso, a mi al menos, me suena mejor así,por lo del ritmo: "el triste aroma de los lirios en invierno" Solo es a modo de observación,por supuesto.

Perdón por mi despiste,estaba en otras cosas también importantes...jejejeje.
Un fuerte abrazo Liz.

Marisol dijo...

Parece que ahora llego tarde yo. Este poema encierra magia, Liz. Me ha sumido en un letargo de dulce nostalgia. He sentido el aroma del lirio, y he visto a la libélula sorbiéndolo.
Tu poesía la siento cada vez más entregada a la tristeza, y a la belleza.
'a horas en que la noche llora estrellas
y la memoria vuela –cual libélula-'

Precioso. Un gran abrazo.

Isabel Moncayo Moreno dijo...

Y cómo me gustan los poemas en los que las flores se hacen protagonistas, y más si se unen a una libélula, frágil, tierna, bella, el poema alcanza momentos de un gran lirismo y melancolía, querida Liz, vas a más, de más a más...

un beso

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