No necesito escribir un poemario
para decir que te quiero
porque sobran las palabras
como sobran amaneceres por venir
y sitios, y pensamientos
y circunstancias ilógicas.
Te quiero como se quiere a una tarde
a la lluvia imprevista
a la sonrisa de un niño
o a la vida misma,
por instinto, por costumbre
sin razón, sin argumentos,
sin motivos ni intención,
te quiero simplemente porque sí,
porque una parte de mi alma
ha decidido amarte hasta el fin.
Y es que de pronto te has convertido
en mi boca, en mi lengua, en mis manos,
en el aire que respiro,
en el alimento de mis huesos
y creo que somos dos convergiendo en uno,
que somos tiempo que pasa
y permanece intacto entre espacios abiertos
como el que mora entre valles y mesetas.
Tampoco necesito que digas nada
ni me des nada, amor mío
que yo sé tomarte del viento
escucharte en el silencio
y encontrarte al fondo de esta soledad
que ya te pertenece.
Para decir que te quiero no necesito palabras,
basta amarte con esta queda sencillez
con que se pierden las nubes en la noche
sabiendo que a su paso el amanecer llegará
y los amaneceres son muchos, y sobran
pero el nuestro sólo es uno, y nos ve.
© Lissette Flores López. Derechos Reservados.