Hoy, me detengo en un momento más de mi vida,
sin madrugar en decisiones,
con un puñado de sueños entre las manos
y la voluntad de trazar nuevas sendas
para dar paso al tiempo de mañanas triunfantes.
Haciendo caminos extensos
voy con el sol empujando mi espalda
para no encandilarme con su brillo.
Camino aprisa, pero sin acelerarme
para que mi sombra no llegue antes que yo.
Marcho de frente, sin tomar atajos
para no escuchar la voz de falsas cimas,
ni saber de gargantas tupidas de raíces amargas,
ni del batir de alas de mariposas distantes
que provocan fiebres dolorosas al corazón.
Distribuyo horizontes en este mapa
y desde el mirador se dispersan las luces
espejeando tristes despedidas
de viejos caminos que hoy quedan atrás,
como el beso al aire de la soledad errante.
En este transitar de nuevas ideas
dejo que los pensamientos deambulen libres
y se aferren al viento, como hojas secas,
para desnudar la mente y encontrar voces justas
que devuelvan el equilibrio al alma.
Guardo en un aljibe de luz, al lado de mi memoria,
la ternura e integridad de un hogar lleno de calor,
el amor que otrora fuera mi dicha y mi todo,
y las ilusiones que le dieron color a mis horas,
para que sean siempre -todos- aurora de mis días.
Hoy, me detengo en un momento más de mi vida,
sin madrugar en decisiones, y me va mejor.
© Lissette Flores López. Derechos Reservados.